El proceso penal y el Derecho Penal han experimentado una metamorfosis en la era de la globalización y la digitalización. Nuevos instrumentos, nuevos protagonistas y nueva manera de conformar el modelo de Justicia penal del Siglo XXI. Esta obra profundiza, desde lo que fuere el paradigma de la Justicia penal en la modernidad (gestada con el liberalismo, la ilustración y la Revolución francesa), en torno a los grandes hitos que la sociedad global ha arrastrado y que de forma absoluta han incidido en el nuevo paradigma de Justicia. Se analiza desde la globalización, el neoliberalismo, con referencias a la Escuela de Chicago, y al postmodernismo y especialmente a la Escuela de Frankfurt, el modelo de sociedad cambiante, líquida (en términos de Bauman), en la que la auctoritas del Estado se ha ido debilitando y han emergido instrumentos y entes supranacionales que incorporan un nuevo paisaje penal.
En ese nuevo paisaje cobra especial relevancia —y así se desarrollan en esta obra— la sociedad del miedo y la sociedad del riesgo, la aparición del Derecho Penal de la seguridad, la cultura del control, el principio “precautorio” o la maximización de la prevención, la minimización del pensamiento resocializador y una profunda crisis del modelo procesal penal, con un poder supranacional y un poder internacional penal que desmantela el mito estatal del ius puniendi, y con un sistema procesal en el que se avizoran nuevos cambios fruto de la incorporación de la inteligencia artificial, de nuevos protagonistas, de nuevas tendencias, de nuevas miradas, y con un crecimiento de nuevos sistemas de investigación complejos y sofisticados, y una remodulación procedimental que tiende, desde los parámetros de eficacia y eficiencia, a la abreviación de los procedimientos, favoreciendo pactos, acuerdos, e incluso un impulso de la justicia restaurativa, que va encontrando acomodo especialmente para determinados sujetos y en determinadas causas penales y que sobre todo ha permitido dar visibilidad a las víctimas. La obra ofrece un análisis exhaustivo y completo de esa nueva perspectiva de la Justicia penal del Siglo XXI que se enfrenta con enormes retos, si bien también con numerosos peligros de desmantelación de un sistema que consagró un modelo garantista para todos y con la persona como eje del ordenamiento jurídico. Una obra, por tanto, que ofrece una mirada crítica y perspicaz de la autora, que aporta lo positivo de estos cambios, empero también previene de lo negativo.