La Constitución tiene un guardián político, el que junto con los jueces, defiende la supremacía constitucional. Esta es la tesis desarrollada por el libro, apoyándose en el diseño y la práctica de algunas instituciones como el juicio político, los estados de excepción constitucional o las emergencias económicas. Tanto el Presidente de la República como el Congreso Nacional actúan, cada uno dentro de su competencia, como defensores de la Constitución y tienen la última palabra sobre su significado. Además, el argumento echa mano del Derecho comparado, especialmente el de los Estados Unidos de Norteamérica y las doctrinas de la judicial supremacy y de las political questions. En su conjunto, la obra trata de trata de reivindicar la dimensión política de la Constitución y su defensa ad hoc, frente a una corriente muy popular hoy, que entrega a los jueces el monopolio de su interpretación definitiva. Al final de cuentas, el libro ofrece un argumento contra la judicialización de la vida social catalizada por los derechos fundamentales, y presenta razones para reconocer y reservar un ámbito para la política, que no se deja absorber por lo jurídico.
Autor: Luis Alejandro Silva Irarrázaval
